lunes, 26 de agosto de 2013
Diferencias entre dibujo-realidad:
Leila Matzkin
El dibujo está visto desde otra perspectiva ya que me lo acordaba diferente. No es lo mismo una foto que refleja la realidad con un recuerdo, por el simple hecho de que lo que dibuje antes fue el reflejo de aquello que me había llamado más la atención y la síntesis que llevaba en mi memoria. El puente lo recordaba como una sucesión de rombos cuando en la realidad son una serie de cuadrados que se repiten a lo largo de todo el puente.
mi barrio
MI BARRIO:
Por Michelle Daniel
Elegí
un edificio de mi barrio que es una antigua heladería. Para mi esto
representa mi barrio ya que mas allá de lo arquitectónico, para mi un
barrio se caracteriza por lo sentimental también. La foto muestra lo
literal del edificio pero yo lo dibuje desde otra perspectiva ya que
quiero mostrar algo mas del mismo.
Lo
dibuje visto desde arriba, dándole mas importancia e intentando mostrar
más del edificio. Esto es para tratar de transmitir lo que el edificio
significo para mi durante mi infancia. Por eso para poder mostrar un
barrio en todos sus aspectos es bueno dibujar lo que uno recuerda del
mismo, cambiando de lo literal a lo sentimental.
lunes, 19 de agosto de 2013
Solana Rutenberg
Esquina Sucre y Dragones, es un deposito de arte.Es una casa que tiene la forma del tipico comercio porteño , de construccion no moderna . El dueño es un gran coleccionista que decidio comprar la casa para guardar sus obras .
Casi todas las esquinas del barrio tienen el mismo formato:
Monoblocks :
Jessica MorA fines de los años '60 se iniciaron los planes para comenzar a erradicar
la villa miseria del Bajo Belgrano. Para ello, la Comisión Municipal
de la Vivienda, diseñó el Conjunto Pampa, entre las calles Húsares,
Cazadores, Sucre y Pampa, el cual comenzó a construirse en 1969 y fue
parcialmente inaugurado en 1970, aunque finalmente quedó inconcluso.
El Conjunto Pampa no solo albergaría a los habitantes de la villa, sino
que también serviría para reubicar a los vecinos cuyas propiedades
serían demolidas para ensanchar la Avenida del Libertador entre las
calles La Pampa y Monroe. Esta importante obra vial incluyó también
la construcción del túnel bajo las vías del Ferrocarril Mitre. Ya en 1968,
una comisión había censado la zona para establecer la cantidad de
habitantes, su composición familiar y su poder adquisitivo. Una de las
propiedades más afectadas fue el Instituto Santa Ana, aún dirigido por
su fundadora, María Josefa Coccia. A cambio de una indemnización
monetaria, el ensanche de la avenida destruyó el 60 por ciento del
edificio y parte de su jardín.
Para mediados de los años ´70 la villa del Bajo Belgrano, como casi
todas las otras villas de la Capital Federal, aún seguía intacta a pesar
de los importantes planes de vivienda social realizados hasta entonces.
Cuando Osvaldo Cacciatore asumió la gestión municipal en 1976
estableció como una de sus prioridades la erradicación de todos los
asentamientos precarios de la ciudad. Obviamente, ante la inminencia
del Mundial ’78, la Intendencia priorizó el desalojo de aquellos predios
cercanos a la cancha de River y de las zonas de mayor poder adquisitivo
dentro de la Capital, las que menos toleraban la presencia de estos
asentamientos.
El primer operativo de erradicación fue el que involucró a la villa del
Bajo Belgrano, el cual comenzó a fines de 1977. Esa villa, que ocupaba
once manzanas y poseía gran cantidad de comercios internos, cumplía
con todos los requisitos para su quita inmediata: estaba en una zona
privilegiada de la Capital, próxima a los Parque 3 de Febrero, con sus
lagos y parques, y sobre todo, estaba cerca del gran estadio mundialista.
El 11 de marzo de 1978, la CMV barrió con las primeras manzanas,
demoliendo 295 viviendas, varias de ellas de dos pisos. En poco más de
60 días, la tarea de erradicación había terminado.
Los predios resultantes de la eliminación de la villa de emergencia fueron
posteriormente vendidos. Su erradicación brindó otro impuso a toda
la barriada que comenzó a experimentar paulatinamente un cambio
comenzando a ser habitada por sectores sociales de los estratos medioaltos y altos porteños.
A partir del siglo XXI se estrenaron edificios y torres de gran categoría
que recategorizaron la zona. Esta nueva arquitectura sigue su
construcción y convive aún con las antiguas casas, casi centenarias.
En la actualidad el Bajo Belgrano se denomina indistintamente
Belgrano Chico, tal vez como una forma de aproximarse a su coqueto
vecino, Palermo Chico.
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